África se conjura contra Boko Haram

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Los jefes de Estado de Nigeria y de varios países vecinos decidieron este martes que la fuerza regional que luchará contra el grupo armado islamista nigeriano Boko Haram entrará en acción en noviembre.

La creación del Estado Mayor de esta fuerza “se acelerará” para que sea “operacional antes de finales de noviembre” y los batallones “serán desplegados en los mismos plazos” en “nuestras fronteras respectivas” declaró el presidente nigerino, Mahmadou Issoufu, al cerrar la cumbre. Según el comunicado, ese Estado Mayor deberá ser operativo el “20 de noviembre”. Unos 700 soldados de los ejércitos de Níger, Nigeria, Chad y Camerún componen esta fuerza cuya creación se decidió en julio. La contribución de Benin, invitado a la cumbre, no fue decidida aún.

“Nada será como antes. Seremos consecuentes con nosotros mismos y aplicaremos las decisiones que acabamos de adoptar”, comentó el presidente chadiano Idriss Déby. Los presidentes de los países afectados se reunieron de forma urgente en París el mes de mayo para coordinar la lucha contra este grupo que se está haciendo fuerte en el noreste de Nigeria, donde el grupo amenaza con conquistar la capital de Estado de Borno, Maiduguri, con cerca de un millón de habitantes.

Los combatientes islamistas también conquistaron en los últimos meses varias localidades fronterizas del extremo norte de Camerún, donde multiplican las incursiones pese al despliegue de tropas de élite del ejército camerunés. “Nunca desde la independencia, nuestros países han estado tan amenazados por el terrorismo, por las fuerzas de la división y por el crimen organizado”, dijo Issoufu.

Junto a Issoufu y Déby, estuvieron en Niamey sus homólogos de Nigeria, Goodluck Jonathan y Benín, Thomas Boni Yayi. Por Camerún asistió el ministro de Defensa, Edgard Alain Mebe Ngo’o. Lenta respuesta de Nigeria. Nigeria pide regularmente a sus vecinos que controlen mejor sus fronteras comunes para evitar que los combatientes de Boko Haram se refugien o importen armas.

Sin embargo, para los observadores ha sido más bien la lenta movilización de las autoridades nigerianas lo que ha favorecido la expansión del grupo armado. Una parte de las armas y la munición de Boko Haram se la han robado al ejército nigeriano cuando no se la han vendido los militares a los islamistas. Más de 10.000 personas, en su mayoría civiles, han perdido la vida en ataques de Boko Haram y en la feroz represión por las fuerzas de seguridad nigerianas. El conflicto ha dejado más de 700.000 desplazados, de ellos 100.000 en el este de Níger, una zona árida en crisis alimentaria constante.

Miles de nigerianos se han refugiado en el extremo norte de Camerún, mientras que miles de cameruneses de las zonas fronterizas han huido hacia el interior del país. El lunes, al menos ocho personas perdieron la vida en una ciudad del extremo norte de Camerún en un ataque con cohetes atribuido al grupo islamista, según un policía y un agente de la seguridad camerunés. Boko Haram “muestra una agresividad y una barbarie nunca vistas hasta ahora”, dijo en Naciones Unidas Mahamadou Issoufou. Dado por muerto por el ejército nigeriano, el jefe de Boko Haram, Abubakar Shekau, reapareció en un vídeo el jueves, alardeando de la aplicación de la sharia en su “califato islámico” del noreste de Nigeria. Para que no quedaran dudas, también mostraba imágenes de sangrientas escenas. Combatientes del grupo islamista mataron y decapitaron el lunes a siete personas en esta zona, según testigos y un responsable local.

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