
VENEZUELA. El joven diputado Robert Serra nunca ocultó su cercanía con los ‘colectivos bolivarianos’, grupos que, ambiguamente, aseguran ser organizaciones sociales y culturales con fines pacíficos para la defensa de la revolución, pero que con frecuencia se dejan ver portando armas de todo tipo en populosas barriadas caraqueñas como el 23 de Enero, Catia o Cotiza.
Algunos, de nombres tan sugestivos como ‘La Piedrita’, han dicho abiertamente que son el brazo armado de la revolución. Con estos y muchos más se fotografió Serra –algo de lo que suelen cuidarse los funcionarios venezolanos– en varios actos públicos, lo que rápidamente le dio la fama de ser uno de sus más estrechos colaboradores y hasta de ser su vaso comunicante con el partido de gobierno. (Lea también: Por crimen de diputado Serra detienen seis personas, dos son escoltas).
Por eso su terrible asesinato, con 40 puñaladas, el primero de octubre, dentro de su vivienda, levantó desde el primer momento la sospecha de que tendría alguna conexión con estos grupos, a los que el gobierno del fallecido presidente Chávez cubrió con un manto de silencio y el de Nicolás Maduro llegó a defender en febrero, cuando las protestas en su contra colmaron las calles de Caracas y en más de una ocasión fueron atacadas por los ‘colectivos’.
En ese momento aseguró que estos eran “colectivos de paz”, a los que felicitó por hacer un “magnífico trabajo”.
Y la sospecha fue reforzada la madrugada de este martes con un operativo policial de allanamiento del edificio Manfredir –ubicado en el centro de Caracas–, en el que funcionaban varios de estos colectivos y donde hubo varios intercambios de disparos en los que resultaron muertos dos de sus líderes: Carmelo Chávez, del colectivo ‘Escudo de la Revolución’, y José Odreman, del colectivo ‘Frente 5 de marzo’.
Momentos antes de morir, este último declaró a un canal de televisión –y mostró– el supuesto lugar donde Carmelo Chávez fue ultimado horas antes por la policía, un piso manchado de sangre del que aseguró fueron recogidas las conchas de balas para evitar el avance de cualquier investigación.
Odreman, quien en las redes sociales solía subir sus fotos con altos personajes del gobierno como Serra, Cilia Flores y hasta el propio presidente Chávez, afirmó antes de morir: “Si me ocurre algo, responsabilizo al ministro (del Interior, general Miguel) Rodríguez Torres”. Este operativo se cuenta como la primera vez en que las autoridades arremeten contra estos grupos ‘aliados de la revolución’ y, junto con el video de Odreman, se plantean como las pruebas de fuertes pugnas dentro del chavismo desde sus aristas más radicales y de base.
Las autoridades manifiestan, sin embargo, que los abatidos eran apenas los líderes de una banda criminal.
Al mismo tiempo que ocurría el allanamiento, la prensa informó que seis cercanos colaboradores del diputado asesinado –entre ellos dos de sus escoltas– se encontraban en el Servicio Bolivariano de Inteligencia rindiendo declaraciones sobre el crimen. Fuentes extraoficiales citadas por el diario El Nacional revelaron que los asesinos del diputado se llevaron dinero y un fusil R16 y otro M15 de la vivienda de Serra.
Hasta la noche de este martes se manejaba extraoficialmente que el enfrentamiento entre estos grupos y la policía dejó otros tres muertos.
Ni el ministro Torres ni alguna autoridad explicaron tampoco a qué se debió el allanamiento, pero descartaron que tuviera que ver con Serra. El presidente Nicolás Maduro anunció que dará a conocer pronto el nombre de los asesinos.
Nada se volvió a decir sobre la supuesta implicación del paramilitarismo colombiano en el asesinato.