
(AFP). Benjamín Mondragón, un jefe del cartel mexicano vinculado a la desaparición de 43 estudiantes, murió este martes en un operativo policial, en medio de un clima de tensión y protestas de los enfurecidos compañeros de los jóvenes en el estado sureño mexicano de Guerrero.
La intensificación de las protestas se dio mientras el fiscal general de México, Jesús Murillo, afirmó en rueda de prensa que las pruebas de ADN de los cadáveres, confrontadas con el de sus familiares, no corresponden y, por tanto, no pertenecen a los estudiantes desaparecidos. El funcionario agregó que se realizan más pruebas a restos de otras fosas en la región.
Mondragón, supuesto jefe del cartel ‘Guerreros unidos’, aparentemente se suicidó al verse rodeado por los policías federales, que lanzaron el operativo en el estado de Morelos (centro), vecino de Guerrero. (Lea también: Manifestantes mexicanos incendian sede de gobierno de Guerrero, México).
La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) consideró a Mondragón la “cabeza” de los ‘Guerreros unidos’, si bien el titular de la dependencia, Monte Alejandro Rubido, ha señalado que el cartel no tiene un liderazgo claro desde la detención en mayo de su antiguo jefe, Mario Casarrubias.
El vocero de la CNS no pudo determinar si Mondragón estaba directamente involucrado en las desapariciones desde el 26 de septiembre de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, de Iguala (Guerrero), crimen que mantiene conmocionado a México. El golpe a los ‘Guerreros unidos’ se produce un día después de que se recrudecieran las protestas en Guerrero para exigir que se encuentre con vida a estos estudiantes y para que renuncie el gobernador regional, Ángel Aguirre.
Centenares de compañeros de los estudiantes y maestros se enfrentaron con la policía, incendiaron parte del complejo de edificios del gobierno de Guerrero y tomaron violentamente la alcaldía de la capital regional, Chilpancingo.
Trasfondo político
Detrás de estos disturbios “hay un trasfondo político (…). Se pretende que se dé una provocación que genere más situaciones complicadas y desestabilizadoras”, aseguró este martes el gobernador Aguirre, acusado de no actuar ante la grave violencia e infiltración de la criminalidad que se vive en Guerrero.
También este martes se reforzó el despliegue de policías antimotines en Chilpancingo, a 280 kilómetros de Ciudad de México, especialmente en la sede del gobierno y el parlamento regional.
Esos edificios amanecieron cerrados, al igual que la alcaldía de Chilpancingo, frente a la cual están apostados los manifestantes.
Con carteles que dicen ‘Aguirre asesino’ o ‘Narcogobierno’, los estudiantes obligaron a cerrar a algunos comercios de la ciudad, donde varias escuelas decidieron no dar clases en vista de que se anunciaron nuevas marchas para la tarde.
Dirigentes del sindicato de maestros de Guerrero han advertido que piensan “radicalizar” sus acciones.
Se busca a alcalde prófugo
Su esposa y un secretario, objetivo de la justicia
El alcalde de Iguala, José Luis Abarca; su esposa, María de los Ángeles Pineda, y el secretario de Seguridad Pública, Felipe Flores, son buscados por su implicación en las desapariciones. Los tres están prófugos. Abarca está acusado desde hace un año de otro homicidio y, según el gobernador Aguirre, también de delincuencia organizada, mientras su esposa tiene varios hermanos narcotraficantes. Aguirre reconoció las sospechas de que Pineda ordenó actuar contra los estudiantes por temor a que fueran a arruinar un discurso que tenía previsto dar ese día.