Grandes obras criticadas que hoy enorgullecen a Colombia

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Foto: Archivo EL TIEMPO El Metro de Medellín empezó a operar en 1995.

Los estudios para construir la primera línea el Metro de Bogotá, divulgados recientemente y que levantaron diversas críticas hacia el proyecto, recordaron otras grandes obras del país de las últimas décadas, duramente criticadas en sus inicios y que hoy se han convertido en símbolo del progreso en otras grandes ciudades.

Le decían ‘elefante blanco’ y hoy moviliza a 770.000 personas

Medellín. En 1979 con la creación de la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá Limitada–Metro de Medellín Ltda, iniciaron los estudios para construir un tren que recorriera el valle de la capital antioqueña.

Después de las duras críticas por más de una década, desde 1995 el metro moviliza a 770.000 personas a diario. Archivo EL TIEMPO

Un año después, en 1980, el proyecto se le entregó al Gobierno Nacional para buscar los recursos necesarios para su construcción. En diciembre de 1982 lo aprobaron, pero solo dos años después contrataron con el consorcio Metromed, de firmas alemanas y españolas, para que ejecutaran las obras.

Los trabajos, que empezaron en 1984, fueron parados desde 1989 hasta 1992 porque el Gobierno Nacional congeló los recursos para el proyecto.

Ese fue el momento en que más le llovieron las críticas al sistema. Algunos lo tildaron de ‘elefante blanco’, pues había desordenado la ciudad, se compraron predios del centro a precios altos y no se veía su alcance en el futuro. Se alcanzó a dudar de su viabilidad, pues en un principio se pensó que el metro de Medellín costaría 1.050 millones de dólares, pero el precio se duplicó. Esos dineros los pagaron en un 60 por ciento Antioquia y Medellín y el resto la Nación.

Tras un largo litigio se logró que el consorcio hispano–alemán retomara las obras, que avanzaron en medio de la desconfianza. El metro, finalmente, lo entregaron solo hasta 1995, casi 13 años después de que dieran la primera palada. Pese a las dificultades, tras empezar operaciones se ha convertido en uno de los mayores símbolos de la capital antioqueña y en el corazón del sistema de transporte urbano más moderno y eficaz del país.

Moviliza diariamente a más de 770.000 personas de seis municipios del valle de Aburrá (Bello, Medellín, Itagüí, Envigado, Sabaneta y La Estrella). Tiene 24 estaciones y es el eje al cual se integran los metrocables, los buses articulados del Metroplus y las bicicletas públicas de Medellín.

Panachi: de llamarlo ‘peladero’ a ‘paraíso’ turístico

Bucaramanga. En el 2004, cuando se hicieron los primeros anuncios sobre la construcción de un parque turístico en el cañón del Chicamocha, en Santander, las voces de los detractores aseguraban que “el sitio donde se iba a ejecutar el proyecto era un ‘peladero’, que se iban a robar la plata”, y “que nadie iba a ir”.

El Parque atrae al año a 680.000 turistas al año y genera más de 500 empleos directos y 2.000 indirectos. Archivo EL TIEMPO

También se dijo que “eso era un embeleco y un proyecto de locos”, recuerda el director de la Corporación Parque Nacional del Chicamocha, Carlos Fernando Sánchez.

A esas críticas se sumaron 97 derechos de petición que instauró la ciudadanía a los responsables de la ejecución de la obra, exigiendo información sobre los pormenores de la construcción.

Atendiendo el llamado que hicieron varios diputados, que se oponían al proyecto que costó 24.000 millones de pesos, una comisión de la Contraloría viajó al lugar y con metro en mano midieron el terreno, en una práctica muy ‘particular’.

“Cuando anunciamos la instalación del teleférico las críticas fueron peores porque nos preguntaban cómo íbamos a unir a La Mesa de los Santos con el Parque, atravesando el cañón”, agregó Sánchez.

Lo cierto es que 10 años después de que se anunciara el proyecto, el parque y el teleférico atraen cada año a 680.000 turistas y generan más de 500 empleos directos y 2.000 indirectos.

Y expertos del sector turismo en Santander prevén que el número de visitantes ascienda a 800.000 turistas con la apertura, hace un mes, del complejo de piscinas Acuarparque, una atracción de 21.500 metros cuadrados que tuvo una inversión de 11.000 millones de pesos.

Hasta Gabo catalogó el Centro de Convenciones como un ‘esperpento’

Cartagena. La construcción del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, que hace pocos años tomó el nombre de Julio César Turbay Ayala, en honor a uno de los dos presidentes que intervinieron en el proyecto, (el otro fue Alfonso López Michelsen), generó grandes controversias, multitudinarias marchas sindicales, rechazo de buena parte de la ciudadanía en todos los estratos, y hasta el ‘visto malo’ del escritor Gabriel García Márquez.

Desde su apertura, en 1982, el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias ha sido el escenario de los eventos más importantes de Colombia. Archivo EL TIEMPO

El gran gestor del centro de convenciones fue el exalcalde y exministro José Henrique Rizo Pombo, quien contra viento y marea se propuso trasladar el mercado de la ciudad para el sector de Bazurto.

Para el común de la gente, el traslado del mercado significaba un cambio muy fuerte en sus costumbres: allí tenían los mejores y más sabrosos comederos, las cantinas con la música antillana sonando a todo timbal, las meretrices, un punto de llegada del transporte intermunicipal y local. En resumen: era el centro neurálgico de todo lo que oliera a comercio en la ciudad.

Uno de los enemigos del traslado del mercado y la construcción del centro de convenciones fue el propio García Márquez, en buena parte porque ese lugar le evocaba los tiempos aquellos en que llegó a Cartagena pálido y debilucho proveniente de Bogotá, y encontró a unos amigos eruditos y bebedores de ron, que tenían como cómplices a los cantineros, los dueños de fondas y restaurantes y las putas de la medianoche del mercado viejo.

En una columna publicada en El País de España, titulada Un domingo de delirio, Gabo destila toda la añoranza que le producía el recuerdo del mercado público. “…porque el mercado público fue demolido, y el muelle fue desmantelado, y en su lugar se construye un esperpento descomunal, que será todo lo contrario de la ciudad: el edificio más feo del mundo”

Irónicamente, en ese mismo sitio que consideró como un esperpento, se celebró el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, en donde la Real Academia le hizo a Gabo uno de los más grandes homenajes que recibió y lanzó una edición especial y de lujo de ‘Cien años de Soledad’.

Desde su apertura en 1982, el Centro de Convenciones Cartagena de Indias ha sido la sede de los eventos más relevantes de Colombia: como la Asamblea General del BID, la Cumbre del G8, la XI Cumbre de jefes de Estado de Países No Alineados, el Foro Económico Latinoamericano y la Cumbre de las Américas, entre otros.

El parque que se convirtió en símbolo de la cultura cafetera

Armenia. Aunque pocos le apostaban a que un parque temático levantado entre los cafetales del Quindío se convertiría en uno de los sitios más turísticos del país, el Parque Nacional del Café se abrió paso y casi veinte años después de inaugurado es considerado el símbolo de la cultura cafetera y del turismo en el Quindío.

Tras 20 años de su inauguración, el Parque del Café es frecuentado por 450.000 personas al año. Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Con los argumentos de que el departamento era escasamente visitado y de que su economía estaba sustentada principalmente en el cultivo del grano, los críticos del proyecto le restaban importancia a la idea de crear un parque.

Según el gestor del parque y expresidente del Comité de Cafeteros del Quindío, Diego Arango Mora, el proyecto “parecía imposible de desarrollar en medio de una de las mayores crisis en la historia de la caficultura colombiana como la de 1989, tras la ruptura del Pacto de Cuotas”.

El gremio lo criticó debido a que “la caficultura era más acentuada aquí que en otro departamento”, dijo Arango Mora.

El parque, pese a la avalancha de críticas, se inauguró en 1995 cuando la palabra turismo sonaba muy poco entre los quindianos, que años y tras la aparición del parque se fijaron en ese sector de la economía poco explorado. Muchos cambiaron su vocación agrícola, dejaron de cultivar sus parcelas con café y crearon hostales rurales, que hoy son más de 900.

El parque se convirtió en el punto de partida del desarrollo turístico del Quindío, hasta ubicarlo como el segundo destino turístico del país, con más de 500.000 visitantes cada año.

El Parque del Café es frecuentado por unas 450.000 personas al año, que también recorren más de diez parques temáticos que le siguieron los pasos al parque, que hoy es visto como “la columna vertebral del turismo en el departamento”, como lo dijo el alcalde de Montenegro, James Cañas Rendón.

A los metrocables nadie los quería asegurar

Medellín. Fue durante la administración del alcalde Luis Pérez, a inicios de la década, que la Alcaldía de Medellín empezó la construcción de un metrocable en la Comuna Popular, en ese entonces la más violenta e insegura de Medellín.

Medellín cuenta con dos líneas del Metrocable, estas movilizan a 25.000 personas a diario. Yeison Gualdrón / EL TIEMPO

“Hace 12 años a los barrios populares no se les llevaban sino obras baratas. En ese entonces, la comuna popular estaba en crisis, peor que en la comuna 13. Muchos pensaban que invertir 100.000 millones de pesos en una sola obra era escandaloso’, enfatiza Pérez.

Sobre los mayores obstáculos en el desarrollo de las obras, Pérez recuerda que ninguna empresa del país quiso vender seguros de estabilidad de la obra, porque decían que “allí lo que se hiciera lo iban a destruir los delincuentes”. Por eso, agrega, el inicio de la construcción del sistema tuvo retrasos.

“La primera licitación hubo que declararla desierta debido a que ningún contratista pudo conseguir ese seguro de estabilidad. Había desconfianza por la zona y el proyecto en sí. Era un transporte que no se había ensayado. Era como la gente volando en cajitas, pero paulatinamente logró transformar el transporte”, asevera el exalcalde.

Hoy el metrocable del nororiente o Línea K, como es conocida, tiene 2,07 kilómetros de extensión, cubre 11 barrios de las comunas 1 y 2 de Medellín y moviliza 18.000 pasajeros al día en promedio. Fue puesta en funcionamiento el 7 de agosto del 2004 y en su construcción invirtieron cerca de 68.000 millones de pesos. Esta línea recibió la extensión del Cable Arví, con 4.62 kilómetros, para llegar al corregimiento de Santa Elena.

La línea J, construida años después para el suroccidente (Comunas 7 y 13 (corregimientos de San Cristóbal, Pajarito y sector de Nuevo Occidente), tiene 2,79 kilómetros y transporta 7.500 usuarios.

Hace poco más de dos meses, el alcalde Aníbal Gaviria anunció la construcción del cable del Picacho, en el noroccidente de Medellín, con una longitud de 2,5 kilómetros divididos en cuatro estaciones. Este nuevo sistema costará entre 160.000 y 170.000 millones de pesos, y estaría listo en 18 meses.

La Plaza Cívica que cantó Victoria

Pereira. A comienzos de esta década, cuando la entonces alcaldesa de Pereira, Marta Elena Bedoya, comenzó a construir la Plaza Cívica Ciudad Victoria, llovieron críticas parecidas a las que actualmente arrecian sobre la modernización del aeropuerto Matecaña: que por qué se van gastar los recursos de la venta de parte de las acciones del Municipio en la empresa de teléfonos, que sería otra mole de cemento en el centro de la ciudad.

La Plaza Cívica Ciudad Victoria, que en el 2004 ganó el premio Leopoldo Rother, en ordenamiento urbano y territorial, le cambió la cara al centro de Pereira. Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Otros enfocaron sus críticas, las cuales se escuchan aún, en si en vez de una plaza de cemento debió hacerse una amplia zona verde, en vista de que en el centro de Pereira no hay parques con árboles.

Tampoco faltaron quienes señalaron que al quitar la antigua galería (la plaza de mercado) de ese sitio, lo que se iba a conseguir era diseminar por el resto el consumo de estupefacientes, que era común en el sector.

Finalmente, con una inversión de 30.000 millones de pesos (13.000 invertidos en la plaza y el resto en el Centro Cultural Lucy Tejada) Bedoya le cambió la cara a este sector de la ciudad y hoy los pereiranos cuentan con un sitio seguro, que es escenario de diferentes eventos, como ferias, conciertos y actividades al aire libre. En el Mundial de Brasil, por ejemplo, la Alcaldía instaló allí una pantalla gigante para los partidos de la Selección Colombia.

La exalcaldesa resaltó que en el 2004 la Plaza Cívica obtuvo el premio Leopoldo Rother, en ordenamiento urbano y territorial, que entrega la Sociedad Colombiana de Arquitectos en la Bienal de Arquitectura, y explicó que no se hizo un parque porque se diseñó una “plaza dura” para poder hacer debajo de esta 700 parqueaderos, para que el Municipio obtuviera los recursos para mantener la plaza.

Además, en los alrededores de la plaza crecieron centros comerciales, almacenes de cadena y el centro cultural Lucy Tejada, donde funciona el Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo de Pereira y la biblioteca municipal.

Decían que el José María Córdova ‘quemaría el oxígeno’

Medellín. En 1961 un estudio determinó que se construyeran cuatro aeropuertos internacionales en Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín.

El José María Córdova, en Rionegro (Antioquia), fue uno de los aeropuertos que más ha mostrado crecimiento en Colombia. Archivo EL TIEMPO

El José María Córdova, ubicado en Rionegro, un municipio a 45 minutos de Medellín, fue azotado por las críticas, principalmente de sectores ambientalistas. En el lugar donde está localizado el terminal fue necesario canalizar siete quebradas que ahora pasan por debajo de las pistas.

Pese a la oposición de ambientalistas, el supuesto daño del sistema natural fue subsanado técnicamente mediante drenajes, con lo que se logró racionalizar el sistema hídrico en lo concerniente a las corrientes mismas.

Las críticas durante las obras también se enfilaron porque supuestamente habría “posibles cambios climatológicos” en el aeropuerto y su zona más cercana, y los habitantes de la zona sufrirían niveles de ruidos hostiles. A esto se sumó hasta el rumor de que buena parte del oxígeno del aire iba a ser quemado y absorbido por las turbinas de los aviones cuando entrara en operación. Cosa que no ha sucedido.

Y desde el punto de vista del impacto regional, se preveía que, a raíz de la generación de empleo por los nuevos servicios, se presentaría un proceso de urbanización propiciado a su vez por las personas que emigrarían de Medellín y otras partes del departamento, al oriente. El impacto no fue de tal dimensión.

En el área de Llanogrande, por ejemplo, se empezó a dar un proceso de suburbanización acelerada, guiada fundamentalmente por los altísimos costos del suelo. De ese sector, desapareció la agricultura tipo extensivo, y hoy es uno de los lugares más apetecidos de la región para vivienda, centros comerciales, universidades y empresas.

El 29 de agosto de 1985 el entonces presidente de la república, Belisario Betancur, dio al servicio el Aeropuerto José María Córdova que tuvo un costo de 14.000 millones de pesos.

Entre los principales aeropuertos del país, el de Rionegro reportó el mayor crecimiento en el número de pasajeros nacionales de enero a noviembre del 2013, con el 37,55 por ciento, en comparación con el mismo periodo del 2012.

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