La ciudad más antigua en Taiwán

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La que fuera capital de Taiwán durante más de 200 años se encuentra a poco más de hora y media de Taipei, gracias a los trenes de alta velocidad (HSR) que conectan las dos ciudades. Nada más bajarse del vagón el viajero percibirá la rica mezcla de culturas que componen este mosaico llamado Tainan; holandeses y japoneses, entre otros, dejaron su huella en tiempos pasados. Fort Provintia, un puesto avanzado durante la época en la que Holanda controlaba Formosa, es una de las visitas imprescindibles.

A pocos metros de Fort Provintia se encuentra el templo Guan-Gong que, como otros muchos en la ciudad, se mantiene en perfecto estado de conservación. Los templos y santuarios son uno de los mayores atractivos de Tainan: confucianismo, budismo o taoísmo se reparten por estos edificios religiosos dando a la cuarta mayor población de Taiwán un aire entre lo solemne y lo sagrado. Un aire que contrasta con la explosión creativa que se deja ver por calles como Haidan o Nanmen, en las que el diseño más transgresor ha tomado las riendas para crear fachadas de lo más atrevidas.

Tainan es conocida también por su gastronomía, para muchos la mejor de la isla. Como acompañamiento de la comida nada como unos cuencos de arroz blanco con carne picada y como plato principal sopa de sabalote, un pez que se encuentra en abundancia por esta zona del mundo y que aquí cocinan con mucha sabiduría. De postre, el pudín de tofu resulta un delicado bocado que en muchas ocasiones se acompaña con un flan por encima.

Con el estomago lleno es hora de recorrer más templos como el de Yanping Junwang, el templo Fahua, el de las cinco concubinas y cómo no, el más famoso de todos, el de Confucio. Tainan se puede recorrer fácilmente a pie o pedaleando, sobre todo ahora que la ciudad cuenta con buenos carriles bici por algunas zonas, en especial las más turísticas. Sobre dos ruedas se puede llegar al distrito Anping, en el que se encuentra la casa árbol, un lugar tan enigmático como espectacular.

Cuando cae la noche hay que acercarse a cenar al mercado nocturno de las flores. Se trata de un lugar donde uno se puede hartar de comer y, además, ir de compras. Y si el cuerpo aún da para más, la mejor opción es pasarse por Muse, la discoteca de moda en la ciudad.

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