Los profesores universitarios Benny Tai y Chan Kin Man y el reverendo Chu Yiu Ming se personaron en la Comisaría Central de Hong Kong, tal como habían anunciado en rueda de prensa, para inculparse de la organización de las protestas prodemocracia, que desde hace unos meses se viven en Hong Kong.
Los tres líderes del movimiento Occupy Central iban acompañados del cardenal Zen Ze-kiun y de un centenar de seguidores. Opositores al movimiento también se han manifestado y los han abucheado.
En la comisaria han rellenado formularios con sus datos y los delitos que han cometido. Transcurrido poco más de una hora han salido libres y sin cargos, pero en el futuro pueden ser procesados.
La decisión de entregarse a la policía ha sido un acto simbólico ante el gobierno para mostrar que el movimiento de desobediencia civil no finalizará y no teme las represalias de la justicia.
Su acción ha sido secundada por más de una veintena de personas que se han personado ante la policía también para autoinculparse.
Los tres fundadores de Occupy Central han pedido al movimiento de estudiantes que finalicen las ocupaciones de las calles del centro de Hong Kong y se retiren para recuperarse y acumular fuerzas.
La asociación de estudiantes difiere de la estrategia de Occupy Central y apuesta por mantener el pulso en las calles, pese a la contundente respuesta policial. Su líder, el joven Joshua Wong, junto a otros dos dirigentes han iniciado una huelga de hambre.
Todos coinciden en seguir defendiendo su principal reivindicación, que en 2017 se puedan celebrar unas elecciones consufragio universal, libres y democráticas para elegir al jefe del ejecutivo.
Sin embargo el gobierno chino se mantiene firme y ha asegurado que no retirará la reforma de la constitución de Hong Kongque le permitirá tutelar las elecciones al exigir que los candidatos sean como máximo tres y tengan que pasar el filtro de un comité controlado por ellos.