Una nueva marea azul de agentes uniformados de todo el país se ha dado cita este domingo en Brooklyn para honrar la memoria del agente Wenjian Liu, asesinado en su coche patrulla junto a su compañero Rafael Ramos el 20 de diciembre. Policías, autoridades y ciudadanos anónimos acudieron para rendir homenaje a los dos detectives -que adquirieron ese grado a título póstumo- calificados de “héroes”.
La ciudad se despertó lluviosa y fría, pero miles de hombres y mujeres de azul volvieron a demostrar su unidad como hicieron hace una semana en el funeral del agente Ramos; se estima que 25.000 oficiales de diferentes estados -e incluso Canadá- asistieron al sepelio.
Los aledaños del centro Aievoli Funeral Home, donde se ha celebrado la ceremonia budista, empezaron a llenarse desde primera hora de la mañana. El tráfico se había cortado casi al amanecer, a las siete de la mañana, ante la previsible afluencia masiva de policías.
Diez minutos después de las 11 de la mañana comenzó el acto, que era seguido en el exterior a través de grandes pantallas de televisión en un silencio absoluto. El director del FBI, James Comey, acudió en representación de las instituciones federales y subrayó la labor que realizaron ambos policías. Comey parafraseó al expresidente Ronald Reagan para subrayar que “los hombres que lloramos hoy eran pacificadores, estaba para proteger la vida y traer paz.
De Blasio pide a los neoyorquinos ‘avanzar’
La atención estaba puesta en la reacción de los agentes durante la intervención del alcalde Bill de Blasio, dado que una semana antes le dieron la espalda -virtualmente al girarse ante las pantallas que retransmitían su discurso. El comisionado de policía, William Bratton, había pedido que “no convirtieran un momento de duelo en queja”. Sin embargo, hubo agentes que volvieron a dar la espalda a de Blasio, al que acusan de haber creado una atmósfera que favorece los ataques a la policía.
El discurso del alcalde se centró en la figura del detective Liu. De Blasio recordó su “poderosa historia”, la de un niño que llegó a Nueva York con sus padres procedentes de China en busca del sueño americano, que estudiaba después de ayudar a su padre en las fábricas de ropa. Liu se unió al cuerpo hace siete años y “se ha ido demasiado pronto”, dijo de Blasio, que destacó la valentía y amabilidad de este oficial de 32 años. Las últimas palabras, no obstante, fueron dirigidas a los neoyorquinos -e implícitamente también al departamento de policía.
En este nuevo año, en que la armonía se ha convertido en un reto, pidió a todos que “avanzamos; fortalezcamos los lazos que nos unen y trabajamos juntos para lograr la paz”, apuntó antes de dejar el estrado al comisionado Bratton.
Conmoción en la familia
Las intervenciones más emotivas vinieron a continuación cuando miembros de la familia, entre ellos, el padre del detective Liu subió al estrado para dar el último adiós a su hijo. Las lágrimas interrumpieron su intervención -realizada en chino que fue traducida posterioremente- en la que agradeció la ayuda y las condolencias recibidas. Resaltó que su hijo quiso ser policía desde que era niño, “especialmente después de los atentados del 11-S”.
Muy sentida fue también la intervención de Pei Xia “Sandy” Chen, la esposa del agente Liu que contrajo matrimonio apenas dos meses. Tras agradecer la presencia de todos los que habían acudido a rendir tributo a su marido, incluida su “familia azul”, Chen destacó las pasiones del detective y la bondad de su alma.
El funeral concluyo unos minutos después del mediodía con el último adiós al oficial por las calles de Brooklyn durante la procesión que condujo el féretro hasta el Cementerio Cypress Hill. Ahí fue incinerado la pasada semana el agente Ramos.