Si queremos saber cuanto más vamos a vivir, nuestra nariz podría tener la respuesta. Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Chicago, Estados Unidos, encontró que existe una relación entre la inhabilidad de detectar ciertos olores y el riesgo a morir en los siguientes cinco años.
Conocida como “disfunción olfativa”, el Dr. Jayant Pinto, quien lideró la invesigación, asegura que la périda del sentido del olfato funciona como un canario en las minas; es una advertencia de que algo anda muy mal.
Los científicos administraron un prueba sencilla de olfato a más de 3,000 participantes, de entre 57 y 85 años de edad. Cada persona debía identificar cinco aromas comunes: menta, pescado, naranja, rosa y cuero. El 78% de los voluntarios pudieron detectar al menos cuatro de los cinco aromas sin dificultad. Cerca del 20% identificó dos o tres de ellos y el 3.5% percibió solo uno o ninguno de los olores.
Cinco años después, los investigadores descubrieron que 430 de los participantes habían fallecido, el 39% de ellos habían mostrado una pérdida significativa de olfato en la prueba inicial. El 19% que había exhibido pérdida moderada de olfato murió y únicamente el 10% de las personas con buen olfato murieron.
Evidentemente, las personas no mueren porque su sistema olfatorio está dañado. Sin embargo, la disminución de la capacidad para oler podría señalar una disminución en la capacidad del cuerpo para reconstruir componentes clave como la regeneración celular, debido a la edad, lo que conduce a la muerte por otras causas. También podría ser el resultado de años de exposición a ambientes tóxicos.
El descubrimiento podría ser un método veloz y económico para identificar a los pacientes en mayor riesgo de morir.
El estudio ha sido publicado en la revista científica PLOS ONE.