Durante sus 36 años como docente, Luz Marina Cordero ignoró que a veces subía el tono de su voz cuando dictaba una clase. Tampoco era consciente de que tenía tensionados los músculos del cuello por el esfuerzo que hacía. Eso lo supo un día que cerró sus ojos, se concentró en su respiración y descubrió que tenía un dolor en su garganta.
Lo hizo un día antes de iniciar clases, junto a otros profesores, quienes reconocieron que nunca había prestado atención a lo que pasaba a su alrededor, ni cómo influía éste en sus cuerpos. Desde ese día hablan de la respiración como una herramienta para superar el estrés emocional.
La técnica es conocida como atención plena o ‘mindfulness’ en inglés, la cual busca que las personas sean conscientes del aire que respiran, los sonidos que escuchan o de las sensaciones que su cuerpo percibe, pero que se ignoran en el día a día. A partir de allí comienzan el proceso para combatir el estrés, al reconocer las emociones sin tratar de ocultarlas.
Matthias Rust, uno de los jóvenes que aplica esta práctica en algunos colegios de la capital en un proyecto denominado ‘Respira’, cuenta que el “objetivo es que las personas sean conscientes de sus emociones. No se trata de respirar profundo. No. Se trata de enseñarle a nuestro cerebro a concentrarse mejor”, y agrega: “La conciencia es el agente más transformador”.
Quienes la han experimentado utilizan el mismo ejemplo para hablar de ella: una botella con agua y arena, que cuando se agita se ve una mezcla revuelta y con sólidos sin alguna orientación, que solo con algo de tiempo se asienta.
“Un día un niño me dijo: ‘Profe, cuando mis papás están peleando les muestro la botella y les digo: Así están sus cabezas, revueltas’ ”, dice Blanca Lucía Mateus, docente de un colegio en Engativá, al occidente de Bogotá, en donde se ha aplicado el programa.
Y es que esta técnica no es solo para niños. Puede ser empleada como herramienta para mejorar el rendimiento en el trabajo. En el caso de un docente de alguna institución pública, por ejemplo, el nivel de estrés en su trabajo puede ser alto y esto podría influir en su vida personal. Cordero, según cuenta, dicta clases todas las tardes en salones con más de 30 niños entre los 6 a 12 años de edad.
“A veces es difícil, pero uno debe trabajar en hacer que los niños se sientan atraídos por la clase. Lo más difícil es después de los descansos, hay mucha energía suelta. Pero a veces ellos cierran los ojos, respiran y se dan cuenta de que están cansados o que estaban muy agitados. Y terminan siendo ellos quienes piden que la clase siga”, cuenta la docente.
Esta mujer, de 56 años, señala que tras un año de aplicar la técnica en su trabajo siente “mayor control del estrés”, tanto en ella como en lo niños. “Todo se trata de entrenar nuestro cerebro para enseñarle a fijarse en un punto determinado, entre las miles de distracciones que se puedan percibir”, reconoce.
‘Respira’ también se ha aplicado en instituciones educativas en Tumaco, Nariño, en donde hay otro contexto cultural y social, marcado muchas veces por la violencia. “Aunque son contextos diferentes hay puntos en común: todos tenemos emociones. Y de ahí, los niños logran concentrarse mejor en sus cosas”, señala Rust sobre la experiencia.
¿Cómo lograrlo en casa? Rust señala que cualquier persona podría desarrollar la técnica en su estudio o en su trabajo. Para ello necesita sentarse o acostarse durante unos cinco minutos, cerrar los ojos, respirar normal y observar qué pasa con su cuerpo en ese momento: qué escucha, qué se mueve, qué se siente. “Lo importante no es el movimiento, lo importante es ser consciente de que algo sucede”.
